Ey, ¿te acuerdas de esas últimas horas en el curro con la ilusión de un colegial?, madre mía si parece que haya pasado ya una eternidad… Eran días de negociaciones en casa, para tratar de conseguir meter la bici entre el conjunto de cosas necesarias para pasar unas más que merecidas vacaciones.
Lo sabemos, muchos no consiguen siquiera pasar este primer filtro, pero si eres de las personas afortunadas, hay que ser consciente que el hecho de llevarte la bici no te garantiza rutones épicos con tu compañera de fatigas.
Puede que te hayas tenido que contentar haciendo recados (muchos inventados e innecesarios, lo sabemos, pero tranquilo que no se lo diremos a nadie), luciendo cleta entre terrazas repletas o en busca de las calles más empinadas del pueblo. En estas situaciones la bici vuelve más limpia de lo normal a casa, y uno se lo tiene que currar valientemente buscando con la cámara un ángulo o enfoque imposible con el que poder decir que estuvo de vacaciones con ella. En fin, es lo que hay.
Probablemente seas de los que además de a ti, a tu pareja o a tu chiquillería también les gusta darle al pedal. En tal caso, el paseo marítimo y el timbre habrán sido tus amigos durante este tiempo, o tierra adentro probablemente habrás enfilado por entre los huertos y por los caminos menos empinados del pueblo. Sí, hay que ser sincero con uno mismo, te has quedado un poco con las ganas, pero esas fotos y esos paseos, tendrán mucho más valor dentro de unos años para todos. Ya lo verás.
Tal vez tu patio de recreo se pueda conjugar con escapadas en solitario o en mini grupeta vacacional, recorriendo esos senderos de los que te habían hablado o habías descubierto e imaginado a través de la red. No está nada mal el asunto, damos por sentado que tu vuelta a la rutina guarda cierto flow en tus adentros, y todo parece un poco más amable. ¡Date por satisfecho y solidarízate con los que ni siquiera se trajeron la bici de casa!
O puede que pertenezcas a esa élite de elegidos que tienen guardadita a buen recaudo la llave mágica que abre la puerta a una escapada o viaje a lugares extraordinarios. Si lo eres, tu sonrisa y la marca de los guantes y protecciones te delatarán allá donde vayas. Que sepas que te tenemos controlado.
Lo que sea que te hayan deparado las vacaciones son un regalo, y seguro que los detalles se multiplicarán por mil en unas semanas, cuando todos volvamos al rugido inhumano del día a día.
Tranqui tienes un año por delante para subir de nivel.