«EN LAS MONTAÑAS: Los beneficios de pasar cierto tiempo en altitud para la salud y el bienestar».

«En las montañas. Los beneficios de pasar cierto tiempo en altitud para la salud y el bienestar».

Autor: Ned Morgan.

Nº de páginas: 192.

Editorial: Blume.

Año 2019 (edición en castellano).

PVP: 16.06 € en www.libreriadesnivel.com

Recibí el libro en pleno confinamiento, allá por marzo o abril del 2020. El primer detalle fue majete, la propia Librería Desnivel acompañaba el pedido con un texto de agradecimiento al apostar por este tipo de lugares de compra, en aquellas circunstancias.

No fue el único libro, así que en cuanto observé que su contenido era un tanto particular, quedó relegado en su lectura en busca de mejor ocasión. Cuando le llegó el turno debo reconocer, que a las 30 páginas lo dejé de lado. «No era lo que buscaba«, pensé.

Justo 2 años después contraje el virus este de los c$%?X*s, y cuando se replicaban las células sin ser consciente aún de ello, digamos que el libro vino a mí. Te doy mi palabra. Fue así.

Lo abrí, lo ojeé, lo olisqueé (fea costumbre, lo sé, más aún si estás infectado hasta las trancas), y empecé a leer. Joder, esta vez me enganchó a la primera.

Ned Morgan viene a ser lo que Darío Rodríguez en España. Un editor de revista de montaña, que sabe de lo que habla, tiene acceso a material bien documentado, y lo que es más importante, también a muchas opiniones de gente que vive de los desniveles acusados, esos que sin saber muy bien por qué, nos atraen y atrapan.

Si te ves reflejado en ese sentimiento de pertenencia hacia la montaña, este libro te va a aportar datos muy curiosos. Probablemente te hará googlear muchas cosas de las que en él aparecen, y te va relajar, porque no te vas a sentir un bicho raro incomprendido en una sociedad que no abandona el asfalto, más que para pasear al perro en el descampado.

Hay muchas aportaciones interesantes en el libro, que toca muchos de los aspectos que envuelven a las montañas. Arranca con el simbolismo de las mismas, para seguir con cómo condiciona física y psíquicamente la altitud. Morgan dedica otro capítulo a la forma de ver las cordilleras que tenía el gran John Muir, con su querido Yosemite y Sierra Nevada por bandera, y te mete de lleno en busca de tu Shambhala particular. Ese que probablemente ya tengas ubicado, pero no te atrevas a fijar raíces en él. Nos habla de PIB vs FNB (Felicidad Nacional Bruta), liderada por Bután, y deriva hacia el bienestar que nos produce estar en las montañas, o simplemente pensar en ellas.

Llegados a este punto debo decir, que encontrándome yo mismo con mi mecanismo en plena lucha interna auto-confinada, una docena de páginas me llevaron al Nirvana, y acabaron por anclar las cuestiones que la psicología y el pensamiento profundo, aporta a quien quiera y esté abierto a recibir… en forma de mindfulness. Sí, como te lo digo.

En esos momentos en los que no puedes más que mirar por la ventana, y en un alarde de sinceridad absoluta, te diré que lo planteado por el libro se unió a un formidable audio terapéutico, y la mente viajó con solo cerrar los ojos.

Te puede parecer un discurso facilón de los de ahora. Tú verás.

Es lo que hay…

El libro finaliza con esos diminutos detalles que las montañas atesoran, y las hacen ser lo que son, espacios en los que la naturaleza pese a todo, sigue su propio curso e intenta superar los obstáculos que la humanidad en general le pone. Espacios que guardan joyas en forma de plantas medicinales, joyas que muy probablemente tengas en tu propia botica, y si no, en tu monte cercano.

Y acaba en alegato conservacionista, pero no solo el chauvinista de siempre, que también lo incluye, sino con la necesidad real que tenemos los seres humanos de acercarnos a la naturaleza de la forma en la que nos sintamos más en comunión con ella: en familia, a pie, de expedición, con piolo y crampones, bicicleta de montaña o kayak. Qué más da. Lo importante es reconocer que es imposible saber por qué nos atraen tanto los desniveles, pero en cambio, sí sabemos muy bien lo que nos aportan.

El virus no se ha ido aún… ¡pero las montañas tampoco!.

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