¿QUÉ SE ESCONDE DETRÁS DE LAS PROHIBICIONES AL CICLISMO DE MONTAÑA? (1ª parte)

El 21 de octubre de 1976i, diez colegas quedaron con sus bicis modificadas en la cúspide de Mount Tamalpais, que a sus casi 800 metros de altura sobre el Pacífico, ofrece una extraordinaria visión de San Francisco y Marin County. Sí, efectivamente muchos han visto en ese primer pique sano entre amigos, el nacimiento del mountain bike, tal y como lo conocemos.

Hace cerca de 50 años de aquello. Por tanto, en comparación con otras disciplinas deportivas o recreativas de disfrute en el medio natural, puede considerarse que el ciclismo de montaña ha sido el último en llegar, y hay quien piensa que este es uno de los motivos fundamentales, por los que se señala nuestra forma de acceder a la naturaleza con tanta inquina.

Sin embargo, la falta de digamos “tradición” de la bici en la montaña, se suple con creces en cuanto a preferencia de uso por la población. Después del senderismo, se estima que el mtb es el deporte desarrollado en el medio natural que más practicantes tiene a nivel mundial. En 1993, más de 30 millones de personas utilizaban ya la bici de montaña en Estados Unidosii. En España en 2020, se batieron todos los récords con un total de 1.565.233 bicicletas vendidasiii, de las que un 38,8% eran mtb’s. Esto es, 607.196 unidades, que fueron vendidas fundamentalmente con el levantamiento del confinamiento sufrido por la pandemia del Covid-19.

Este volumen de bicicletas motivó un aumento del número de practicantes, evidentemente. Hecho que sirvió como excusa a algunas administraciones públicas, para agilizar la expulsión del colectivo ciclista de los senderos con menos de 1.5 metros de anchura, o incluso de caminos tradicionales con ancho inferior a 3, con el primario argumento de la supuesta conflictividad de usos sobre las sendas, entre vehículos y personas que hacen uso de las mismas a pie, así como el supuesto aumento de los fenómenos erosivos sin valorar o analizar las causas que realmente lo provocan.

Analizaremos con posterioridad estos dos argumentos, que constituyen la argamasa principal del muro que sostienen tanto algunos administradores de lo público, como algunas voces dentro de los colectivos sociales de carácter conservacionista.

Comparativamente, la bicicleta de montaña ha sido una de las formas de desplazamiento que mayor innovación ha obtenido durante las últimas décadas, por parte de las marcas y fabricantes. Aspecto lógico, si se tienen en cuenta las cifras de venta, pues a mayor demanda, mayor inversión en desarrollo de producto.

Esta fácil ecuación ha posibilitado que hoy en día, el utilitario medio de una mtb pueda alcanzar un nivel de satisfacción verdaderamente impensable hace tan solo unos 15 años. Las suspensiones, materiales y componentes han avanzado lo indecible, para acabar conformando una herramienta que posibilita el disfrute de la naturaleza de una manera muy singular, y permitiendo a la comunidad practicante establecer un lazo o nexo de unión brutal con el medio natural cuando discurre por ejemplo a través de un sendero estrecho, lo que permite alcanzar el momento perfecto, la experiencia óptima… el flow, o flujo, término que acuñó el psicólogo húngaro-estadounidense Mihály Csíkszentmihályiiv, recientemente fallecido, y que determinó un estado mental de concentración máxima, en el que la persona es capaz de centrarse única y exclusivamente en lo que está haciendo.

Llevado a nuestro campo: lo que es capaz de provocar una bici a través de una senda forestal, creando una actitud experiencial en la que cuerpo, mente y entorno, son solo uno.

Evidentemente los colectivos ajenos al ciclismo de montaña, y el propio poder gubernamental y legislativo, están a miles de años luz de entender lo que una bici puede generar en positivo sobre la ciudadanía que sí lo practica. Si lo supiesen, evidentemente fomentarían su uso, y probablemente formarían parte de la familia biker.

Este hecho es algo que tratan de trasladar los activistas del pedal en reuniones, consejos de participación y juntas rectoras (cuando se les permite participar, claro está), a aquellas opiniones que les parece mal practicar un uso recreacional de la bici en las sendas forestales de espacios naturales con figuras de protección. Algo que para ciertos colectivos y administradores públicos parece estar fuera de lugar.

Es un claro ejemplo de prejuicio y desconocimiento absolutamente flagrante, que sin rigor científico conocido, acaba determinando prácticas o decisiones arbitrarias, cuanto menos discutibles, y puede que resulten incluso totalitarias, en tanto en cuanto se ejecutan verticalmente, sin solidez argumental, y sin contar con la opinión de quienes practican el ciclismo de montaña, que son a la postre, quienes conocen realmente y en profundidad lo que provoca o no una bicicleta de monte.

Es triste para un colectivo que va a la montaña porque la estima, que alguien sea capaz de entender como una amenaza lo que sin duda alguna es una victoria: el compromiso personal con la naturaleza. Esta cuestión no resulta en absoluto baladí, pues dar pedales por un sendero que transita por un Espacio Natural Protegido con normativa restrictiva, tras salir de trabajar de una fábrica, oficina, de sellar el desempleo, o incluso por propia prescripción médica, y sentirse absolutamente mal por identificar el legislador que esta acción es un hecho punitivo, es triste y deprimente. Algo difícil de asumir a nivel cognitivo y personal.

Esas opiniones nos toman por una horda de personas que abusamos de la naturaleza, nos dirigimos simplemente a ella para buscar adrenalina, nos importa un carajo el ecosistema por el que viajamos, y podemos resultar peligrosas para el resto de gente que acude legalmente a ella.

Tan dura es esta apreciación, como impropia y denigrante.

Manifestación de 2.500 ciclistas celebrada el 20 de julio de 2019 en Elx.

La Administración Pública, con independencia de su escala o ámbito territorial (estatal, autonómica, provincial, comarcal o local), la conforma la clase trabajadora pública y la política. El Estado español tiene transferidas a las Comunidades Autónomas la competencia en materia de medio ambiente, por lo que son éstas últimas, quienes ejecutan la mayoría de la normativa final.

Por tanto, la política adquiere una importancia mayúscula en este tema, al ser los cargos políticos quienes le dan al botón de abstenerse, votar a favor, o en contra cuando la legislación se somete a discusión en las cámaras representativas. No siempre es así, y mucha norma o planificación, se condiciona a nuestro juicio, por aspectos técnicos con escasez de análisis, o bien se adopta por mecanismos en los que solamente participa el gobierno de turno. Este factor, que muchas veces se pasa por alto, es clave para entender qué está sucediendo.

Llegados a este punto, seguro que nos preguntamos ¿qué signos políticos están a favor, en contra o les importa nada el ciclismo de montaña?.

Aún a riesgo de entrar en una delgada línea roja, y cometer generalizaciones, desde Contracultura mtb nos atrevemos a señalar, que aún existiendo diferencias de criterio y rasgos de carácter particular perfectamente identificable en los partidos políticos, el trasfondo es bastante parecido.

En ocasiones el colectivo y las organizaciones que luchan por los derechos del mtb -algo sobre lo que hablaremos en el próximo capítulo de este dossier-, manifiestan su estupefacción cuando observan que en no pocas ocasiones existe un desconocimiento importante del alcance real sobre la existencia de prohibiciones, salvo en las políticas con responsabilidad ambiental directa. Hecho que nos hace pensar en lo banales que resultamos, pero si tan banales somos, ¿por qué nos otorgan la «importancia» de legislar nuestra actividad y hacerlo en nuestra contra?.

Como decimos algunas siglas parece que ni siquiera sepan que existe esta problemática. Al conocerla por manos del activismo, suelen reaccionar con benevolencia cuando no se tiene responsabilidad de gobierno. Opinión/criterio que difiere cuando gobiernan. En este último extremo, es notoria la utilización del colectivo ciclista como arma arrojadiza con obediencia o finalidad meramente partidista. Ese es, por desgracia, el nivel de mediocridad generalizado existente en este momento.

Otras siglas políticas nos criminalizan per se. Se les llena la boca con la necesidad -real por supuesto-, de combatir el cambio climático, introduciendo la bicicleta en las vidas urbanas, y de lo idóneo que resulta tener a una sociedad concienciada y en condiciones física y mentalmente adecuadas; y por otro lado fijan cerrojos en los espacios naturales, que es donde más sentido tiene ir en bici.

Sin duda alguna, constituye un ejemplo más de falta de planificación real, y un concepto de musealización del espacio ambiental, que acaba siendo legislado bajo una mirada urbana y de despacho, estando de espaldas completamente a la vida humana que se desarrolla en él, y que podría mejorar armoniosamente con criterios perfectamente sostenibles no solo para el medio natural, sino también para el desarrollo humano, tan olvidado como ya sabemos.

Claro que para llegar a eso, hay que ejecutar análisis rigurosos y serios, planificar escenarios, hablar con la gente con vocación real de participación ciudadana, y entonces sí, legislar de forma ordenada y regulada, para todas las partes.

Un imposible en la política actual de nuestro país, ¿no os parece?.

Este primer capítulo del dossier ¿Qué se esconde detrás de las prohibiciones al ciclismo de montaña? tendrá próxima continuación.

i“Repack history”. Marin Museum of Bicycling.

ii“Materiales de ingeniería de marketing para la industria de la bicicleta: un estudio de caso Duralcan Metal Matrix Composites”. Jason Frederick Amaral.

iii“El sector de la bicicleta en cifras 2020”. Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE).

iv “Fluir: La psicología de las experiencias óptimas”. Mihály Csíkszentmihályi. 1990.

17 comentarios en “¿QUÉ SE ESCONDE DETRÁS DE LAS PROHIBICIONES AL CICLISMO DE MONTAÑA? (1ª parte)

  1. Hola.
    Da gusto ver algo tan bien escrito y con calidad. Enhorabuena y mucha suerte!

    En cuanto a lo de las prohibiciones, creo que es como todo en este país es la cultura del mínimo esfuerzo, tanto de trabajo como económico por ambas partes.

    Para un gobierno resulta más fácil y barato prohibir, poner cuatro carteles y dos fines de semana de multas que regular un uso para que tengan cabida todos los ciudadanos, sobre todo cuando no hay un colectivo fuerte y unido.

    Por la parte ciclista, todo el mundo tiene el último pepino a tope de equipamiento, pero casi nadie invierte, ni tiempo ni dinero, en asociaciones que nos permitan plantarle cara a esa desidia gubernamental.

    1. Hola Daniel, muy agradecidos por tu comentario, de verdad. Nos alegra que te guste el sitio, te invitamos a seguir participando en él. 🙂

      Y total y absolutamente de acuerdo con todo lo que has comentado sobre el tema del post. Has dicho muchas verdades.

      Gracias!

  2. Me he emocionado leyendo este artículo, enhorabuena, muy bien explicado y en un tono amable. Espero con ganas el siguiente capítulo. Saludos desde la Calderona

  3. No se puede decir mejor y más claro, es un artículo magnífico, digno de ser leído por todos, sobre todo por aquellos que legislan sin saber.
    Jose Vte.

  4. Perfectamente narrado y argumentado, incluso para aclarar a gente que no forma parte del colectivo biker. Una caza de brujas indiscriminada es lo que estamos sufriendo, amén de un abandono total por parte de los partidos políticos, que nos desahucian y criminalizan

  5. El contacto con.la naturaleza «cura» más que la mayoria de medicamentos que puedan.prescribir por ansiedad, estrés, migrañas i demás. El entorno natural forma parte de Homo sapiens, y unos zapatos, esquís o bicicletas son adaptaciones evolutivas

  6. Un gran articulo. Buenos argumentos y buen enfoque! Lástima que no calará en los ecologistas de despacho que sólo buscan demonizar a un colectivo por el simple hecho de serlo en base a sus prejuicios… muy triste todo

    Saludos

  7. Muy bonito el post, pero quieren destruir nuestro sueño nuestra ilusión… Creo que respetamos más.nosotros el medio ambiente que muchos de los miles de usuarios que visitan nuestras montañas los domingos en sus zonas de recreo….

  8. Enhorabuena! Soy vecino de Moralzarzal y estamos empezando a sufrir la represión. Nos podéis orientar en los pasos a seguir para organizar una «manifestación como la de Elx ?

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